La batería de su teléfono inteligente podría durar más. Los científicos han encontrado una mejor manera de cargar.
Las baterías de iones de litio mostraron sus limitaciones cuando los fabricantes de productos electrónicos comenzaron a incluirlas en todo. Mentes inteligentes de todo el mundo buscan otras formas de almacenar energía y prueban materiales alternativos. También hay un grupo trabajando con lo que ya tenemos. Y este grupo acaba de proponer cargar las baterías de Li-Ion de forma diferente. Esto traerá muchos beneficios.
Para que la batería mantenga su capacidad por más tiempo.
Investigadores del Helmholtz-Zentrum Berlin (HZB) y de la Universidad Humboldt de Berlín se encargaron de cargar las baterías de iones de litio. Han desarrollado un esquema de carga que hace que las baterías sean más resistentes y retengan mayor capacidad energética después de cientos de ciclos de descarga y recarga.
La capacidad de las baterías comunes disminuye con el tiempo a medida que el electrolito se filtra a través de la membrana que separa el ánodo y el cátodo. Los mejores del mercado actual utilizan electrodos fabricados con un compuesto conocido como NMC532 y grafito. Esto les otorga 8 años de vida útil cuando se cargan con corriente continua de una fuente externa. Esta carga provoca que se acumulen depósitos en los electrodos y grietas en su estructura. Cuantos más cambios, peor rendimiento tiene la batería.
¿Qué pasaría si les cobraras de forma diferente? Los científicos han desarrollado un protocolo de carga basado en corriente impulsiva, concretamente una onda cuadrada de alta frecuencia. De hecho, numerosos experimentos han demostrado que este método de carga causa mucho menos daño estructural a los electrodos. La corriente pulsada favorece una disposición uniforme de los átomos de iones de litio en el grafito, lo que provoca menos tensión y, por tanto, menos grietas. El cátodo de NMC532 también se degrada más lentamente.
Utilizando la carga por impulsos podremos incluso duplicar la vida útil de la batería manteniendo el 80% de su capacidad. Esto ya lo sabemos, ahora toca la parte más difícil de la tarea: convencer al mundo entero de que necesitamos cambiar la forma en que funcionan los cargadores.