Científicos de Gran Bretaña han demostrado que los genes pueden influir indirectamente en la edad a la que las niñas tienen su primera regla. Este es un hallazgo importante porque ayudará en el diagnóstico temprano y el tratamiento de casos de pubertad precoz.
El estudio realizado en Cambridge es, según Science Daily, el mayor análisis realizado hasta ahora sobre el ADN recogido de aproximadamente 800.000 mujeres de Europa, América del Norte y Asia. Sobre esta base, los científicos han encontrado más de 1.000 variantes en forma de pequeños cambios en el ADN que afectan a la edad de la menarquia. Más de la mitad de ellos fueron observados por primera vez. Pero el próximo descubrimiento es más importante. Alrededor del 45% de las variantes influyeron indirectamente en la pubertad al aumentar el aumento de peso en la primera infancia.
Diagnóstico más temprano
La pubertad en las niñas, que se manifiesta por la menstruación, suele producirse entre los 10 y los 15 años. Sin embargo, las últimas décadas indican que este proceso puede comenzar cada vez antes, lo que puede ser peligroso para la salud de las mujeres jóvenes. Esto supone, por ejemplo, un mayor riesgo de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2 o determinados tipos de cáncer. Una pubertad más temprana también conduce a tasas más altas de sobrepeso y obesidad en la edad adulta en las niñas.
En total, los investigadores detectaron seis genes que influyen significativamente en el momento de la maduración sexual. Curiosamente, aunque se han detectado en niñas, a menudo pueden tener el mismo efecto en la pubertad de los niños. Como señalan los científicos, actualmente, cuando niños de 7 u 8 años acuden al médico con el problema de la pubertad prematura, les ofrecen bloqueadores especiales para retrasarla. Sin embargo, la terapia se realiza una vez que ha comenzado todo el proceso. Por lo tanto, la capacidad de diagnosticar estos casos de forma temprana y sencilla será de gran ayuda. También en una situación en la que la pubertad se retrasa notablemente.
