¿Vida en el espacio? Estábamos buscando en el lugar equivocado

Europa y Encelado son dos lunas que orbitan alrededor de Júpiter y Saturno, respectivamente. Cada uno de ellos era considerado un lugar donde podía existir la vida. Sin embargo, resulta que hasta ahora no hemos analizado lo suficiente dónde existe la mayor posibilidad de que exista.

El principal problema al que se enfrentan estas dos lunas en el contexto de la existencia de vida es lo que se puede llamar el intenso bombardeo de la luz solar, que, a través de la atmósfera extremadamente delgada, puede destruir potencialmente moléculas orgánicas complejas en ambos objetos. Pero una nueva investigación, a la que hace referencia space.com, indica que debemos buscar rastros de vida un poco más profundamente. Aunque por ahora es solo una teoría, pero está respaldada por ciertos consejos científicos resultantes de experimentos realizados por investigadores.

Rastros ocultos

Las moléculas orgánicas complejas, como los aminoácidos o los ácidos nucleicos, pueden estar ocultas un poco más profundamente. Investigaciones recientes sugieren la presencia de estas biofirmas en las cortezas heladas de ambas lunas. Esta es definitivamente una pista para futuros módulos de aterrizaje que llegarán a la superficie de Encelado y Europa en el futuro. Como indican investigadores del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt citados por space.com, la profundidad «segura» de muestreo de aminoácidos en una parte seleccionada de Europa debe ser de sólo 20 centímetros. En el caso de Encélado, puede que incluso se encuentre a sólo unos milímetros de la superficie.

¿Cómo llegaste a tales conclusiones? Ambas lunas están altamente expuestas a partículas energéticas y a la radiación solar y rayos cósmicos de eventos poderosos como las supernovas fuera del sistema solar. Sin embargo, las cortezas heladas del océano pueden actuar como escudos aquí, protegiendo todo lo que se encuentra debajo de la superficie. Además, el calor geotérmico y una fuente de energía adecuada pueden crear buenas condiciones para la vida.

Por ahora es solo una teoría.

Para investigar si esto es realmente posible, un equipo del Centro de Vuelos Espaciales Goddard probó aminoácidos radiolizados. Se sellaron en viales sin aire y se enfriaron a casi 200 grados centígrados bajo cero. Luego, los científicos sometieron las muestras a un bombardeo similar al de Europa y Encelado. Sobre esta base se determinaron las ubicaciones y la profundidad de perforación en las que el 10% de los aminoácidos sobrevivirían a la destrucción radiolítica. Aunque ya se han realizado experimentos similares antes, esta prueba arrojó nuevos datos.

Por primera vez, se tuvieron en cuenta dosis más bajas de radiación sobre aquellas moléculas que no descomponen completamente los aminoácidos, y también se tuvo en cuenta la supervivencia de los aminoácidos en combinación con el polvo de meteorito rico en sílice. Los resultados mostraron que la tasa de degradación de posibles biomoléculas orgánicas en regiones ricas en sílice tanto en Europa como en Encelado es mayor que en el hielo puro. Por lo tanto, los investigadores sugieren que en el caso de futuras misiones que vayan en esta dirección, vale la pena ir más allá de la zona rica en polvo de meteoritos.

MuyMóvil

MuyMóvil es un sitio web dedicado al universo de la tecnología móvil y la informática.

[email protected]